La tradicional bebida indígena se convirtió en un icono de la naciente Bogotá durante el tiempo de la colonia. Alrededor de ella se conmemoraban las más importantes ceremonias y rituales religiosos que luego dieron paso a toda una sociedad que consumía, por placer o por costumbre, el vicio indígena.
En 1948 el gobierno colombiano prohibió la fabricación de chicha de maíz que no fuera pasteurizada y embotellada en envase cerrado de vidrio, al tiempo que se culpaba a la chicha de embrutecer a las personas.
En la actualidad, esta bebida sigue representando el motivo de alegría en los barrios populares de la ciudad y sectores reconocidos por su venta como EL CHORRO DE QUEVEDO